La Victoria de Tampico de 1829

El 27 de julio de 1829 desembarcó en Cabo Rojo, Veracruz, aproximadamente a 70 km al sur de Tampico, el Ejército de Vanguardia Español formado por 3,100 combatientes bien pertrechados para tratar de reconquistar nuestro país. Pequeñas fuerzas de Tamaulipas y Veracruz intentaron heroicamente detener el camino de los españoles hacia Tampico, en un lugar llamado “Los Corchos” y en el Fortín Veracruzano de “La Barra”.

El gobierno hizo un llamado a la población civil solicitando que abandonaran sus hogares y se fueran tierra dentro. Las mujeres tampiqueñas aplicaron la estrategia llamada “Ciudad Arrasada”” y “limpiaron” sus árboles de toda la fruta (mangos, aguacates, plátanos, jobitos), clausuraron los pozos y aljibes que les proporcionaban agua limpia y destruyeron todos los medicamentos que poseían de tal forma que, cuando llegaran los españoles a Tampico su estancia fuera lo más desagradable posible.

La reducida guarnición y la mayor parte de la población de Tampico evacuaron la ciudad. Tampico cayó en manos del invasor el 5 de agosto. Los españoles establecieron su cuartel en una casa ubicada en lo que hoy es el Centro Histórico y los soldados mexicanos establecieron su cuartel en Pueblo Viejo, Ver.

El día 21 de agosto, un grupo de soldados españoles partió de Tampico para tomar Villerías, hoy Altamira, Tamaulipas. Mientras tanto, el ejército mexicano atravesó el río Pánuco y se presentó en Tampico a pelear contra los soldados españoles que habían quedado en el Puerto. En el lugar que hoy ocupa la Plaza de la Libertad, se llevó a cabo “La Batalla de Tampico” donde el ejército mexicano abatió el orgullo español.

El Ejército Mexicano salió de Tampico, rumbo a su cuartel en Pueblo Viejo, con honores y banderas desplegadas, en medio de una fuerza española superior. Desde ese día, el cuartel general de los españoles fue bombardeado por los mexicanos desde el paso de “El Humo”. Mientras los mexicanos esperaban refuerzos del centro de la República, se dieron acciones heroicas por parte de los soldados mexicanos, como lo fué la captura de la balandra española en el río Pánuco.

El Ejército Mexicano fué construyendo una serie de fortificaciones que cercaron e inmovilizaron al invasor, quien empezó a sufrir de falta de alimentos, falta de agua y por la fiebre amarilla, esparcida por los mosquitos. El día 9 de septiembre azotó un fuerte huracán, que provocó una gran inundación, obligando a los mexicanos a entrar en acción dándose la batalla final en la noche del 10 de septiembre, con la toma del Fortín de la Barra.

Este sangriento enfrentamiento obligó al Ejército Español a rendirse la mañana del 11 de septiembre ante las tropas mexicanas que se desempeñaron con valor y audacia pocas veces vista.

La capitulación de los españoles se redactó, por parte del ejército mexicano, en Pueblo Viejo, Veracruz y se ratificó por parte del ejército español en la Ciudad de Tampico, el 11 de septiembre de 1829. Este fué el último intento de la Corona Española por reconquistar México.

Gracias a “La Victoria de Tampico de 1829” se consolidó para siempre nuestra Independencia Nacional.

15 Aspectos interesantes y desconocidos

I.- Consolidación de la Independencia Nacional

Todos los mexicanos sabemos que la lucha por la independencia empezó el domingo 16 de Septiembre de 1810 a las 5 de la mañana, con el “Grito de Dolores”. Conocemos tal vez, que pasaron 11 años para la Consumación de la Independencia, el 27 de septiembre de 1821, con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México. Pero pocos saben que España no reconoció la independencia de México y la guerra continuó. Los bombardeos contra Veracruz, el sitio y capitulación por bloqueo marítimo de San Juan de Ulúa se dió en 1825. La guerra naval en el caribe entre barcos mexicanos y españoles duró hasta 1828 con la Batalla de Mariel y la captura del Bergantín Guerrero.

La última vez que combatieron españoles y mexicanos por la independencia mexicana fué en el intento de reconquista español que culminó con “La Victoria de Tampico de 1829”. Varias acciones militares previas y la Toma del Fortín de la Barra el 11 de septiembre de ese año, culminaron con la capitulación del Real Ejército de Vanguardia Español al mando del Brigadier Isidro Barradas, entregando armas y banderas y quedando como prisioneros de guerra. Fué éste hecho de armas el que consolidó la Independencia Nacional. Después de ésto y con la muerte de Fernando VII, España reconoció a México como país independiente, cuando firmó el Tratado de Paz y Amistad en 1836.

En relaciones internacionales una “guerra” o “estado de guerra” se define cuando se da un “acto de guerra” o “declaración de guerra” (el Grito de Dolores en sí mismo lo fué) y se termina cuando uno de los bandos se rinde o se firma un Tratado de Paz y Amistad. Así, la Guerra de Independencia concluyó, por la rendición del Ejército Español y su Capitulación que se dio precisamente con “La Victoria de Tampico en 1829”, ó en su caso, por el tratado que firmaron la República Mexicana y el Reino de España el miércoles 28 de diciembre de 1836. Con esto podemos ver que la Guerra de Independencia duró 26 años, 3 meses y 12 días… 9600 días de estado de guerra. Un largo y difícil camino para que México lograra ser independiente.

II.- El monuento de “La Victoria de Tampico de 1829”

¿Sabía usted que existe una relación directa entre Tampico y la Ciudad de México con respecto a la palabra “Zócalo”? Pues sí. Para celebrar “La Victoria de Tampico en 1829” contra el intento de reconquista español, se diseñó, proyectó y empezó a construir un monumento en la Plaza de “La Libertad” de dicha ciudad y puerto. Para conmemorar la Independencia de México, también se proyectó construir en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México un monumento, antecedente directo del Ángel de la Independencia (que realmente no es un ángel, si no una victoria alada). ¿Cuál fue la relación? Los dos fueron mandados construir por Antonio López de Santa Anna, los dos proyectados por el Arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien también haría el Teatro Santa Anna y la Catedral de Tampico.

Los dos monumentos quedaron inconclusos, construyéndose en ambos casos sólo el “zócalo”, escalinata o base. Es por ello que a la Plaza Mayor, la de la Constitución en la Ciudad de México, se le conoce como “Zócalo”. En Tampico dicha plaza se conoció primero como Plaza del Muelle (por estar a un lado del Río Pánuco), después Plaza de la Pirámide (por el basamento tipo piramidal o zócalo) y posteriormente como Plaza de la Libertad, nombre que lleva con orgullo hasta la fecha.

III.- La Victoria de Tampico de 1829 y el Himno Nacional Mexicano

¿Sabía usted que el Himno Nacional Mexicano fué resultado de un concurso público convocado para celebrar el XXV Aniversario de “La Victoria de Tampico de 1829”? Pues sí. El General Presidente Antonio López de Santa Anna, para celebrar por todo lo alto su triunfo sobre las tropas españolas, mandó convocar dicho concurso en 1853, para elegir un canto patriótico que sirviera como Himno Nacional y que se estrenaría durante los festejos patrios de Septiembre de 1854. En la Presidencia por onceava ocasión, Santa Anna cumplía también veinticinco años como General de División del Ejército Mexicano, rango militar y último ascenso en el ejército que se le otorgó cuando derrotó a los españoles precisamente en Tampico en 1829.

El ganador de la letra para el Himno fué el poeta Francisco González Bocanegra, intelectual conocedor de la historia, conservador y santanista, que reflejó en su dedicatoria y estrofas, paso a paso, los pormenores de esa victoria, historia desconocida hoy para la mayoría de los mexicanos. Jaime Nunó, español quien musicalizó el poema de González Bocanegra, había sido conocido por Santa Anna en Cuba, y había sido invitado a México a trabajar en el gobierno como Director de Bandas Musicales.

El Himno Nacional Mexicano se iba a estrenar el 11 de Septiembre de 1854, aniversario de los XXV años de “La Victoria de Tampico” pero ese día murió el General José María Tornel y Mendivil, compadre de Santa Anna y Gobernador del Distrito Federal. Esa noche se tocó otra composición musical de corte militar y se pospuso el estreno del Himno Nacional para la noche del 15 de septiembre, pero Santa Anna se sintió indispuesto y aunque la función se celebró, él no asistió al teatro. Se repitió el evento para el día siguiente, el 16, donde el General Presidente lo escuchó por primera vez. Este evento se realizó en el Teatro Santa Anna, obra del Arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien también diseñó el proyecto de la Columna de la Independencia concursado igualmente para los festejos patrios de ese año y del que sólo se construyó el “zócalo” ó basamento en la Plaza de la Constitución de la Cd. De México.

El Himno Nacional es un libro abierto de historia de México. Por eso cuando cantemos “Mexicanos al grito de guerra…” podemos recordar los hechos heroicos de “La Victoria de Tampico de 1829”, una gran victoria contra la primera intervención extranjera a nuestro país y que consolidó nuestra independencia nacional.

IV.- La Batalla de Tampico

General Antonio López de Santa Anna.

En pleno centro de la Ciudad de Tampico, durante la invasión española de 1829, se llevó a cabo una sangrienta batalla entre españoles y mexicanos, es por ello y los hechos relativos de esa intervención extranjera que lleva el nombre de Centro Histórico.

En la madrugada del 21 de Agosto de 1829, las tropas mexicanas, bajo el mando del General Antonio López de Santa Anna, pasaron el caudaloso Río Pánuco, entonces de hasta 400 metros de ancho, protegidos por la obscuridad de la noche, para tratar de recuperar Tampico, que estaba ocupado por parte del Ejército Español. La batalla duró hasta las 12 horas de ese día 21. Se peleó casa por casa. Los españoles defendían sus posiciones con cañones en las bocacalles y azoteas, así como lanchones artillados en el río y la laguna.

Fué una lucha sangrienta y de honor para ambas partes y cuando el Ejército Mexicano estaba a media cuadra del Cuartel General Español y ante una situación desesperada, los ibéricos pidieron un alto al fuego para capitular.

Estando en medio de las negociaciones, regresó a Tampico el grueso de las tropas que mandaba el Brigadier Isidro Barradas y que habían tomado Altamira, Tamaulipas. Ante una situación por demás comprometida para los mexicanos y después de un duelo de astucia entre Barradas y Santa Anna se negoció volver a sus posiciones originales retirándose el Ejército Mexicano a Pueblo Viejo, Veracruz, “a tambor batiente y con banderas desplegadas”. Así se liberó Altamira y comenzó el sitio de los españoles en Tampico. Este hecho de armas marcó un gran avance de los mexicanos en lo que se llamaría “La Victoria de Tampico de 1829”, donde se consolidó la independencia de México.

V.- Los Históricos Cañones de Tampico

En Tampico, Tamaulipas existen varios cañones de campaña de 12 libras, que fueron utilizados en distintas acciones militares durante el Siglo XIX y en particular en los combates entre españoles y mexicanos en el último intento de reconquista de México por parte de España en 1829. Estas piezas de artillería estuvieron originalmente en el Fortín de “La Barra” en la rivera veracruzana del Río Pánuco. Cada uno de ellos tuvo distintas historias y muchos se perdieron. En la actualidad se han ubicado y rescatado cuatro de ellos, aunque se dice que hay algunos otros por ahí.

Cañón de 12 libras

Estos cuatro “Históricos Cañones de Tampico” se encuentran en exhibición en diferentes puntos de la ciudad como son el Museo “Tampico 1829”, una Secundaria Oficial en Ciudad Madero y la zona militar del Ejército Mexicano de Tancol.

Uno en particular, de los rescatados y dotados nuevamente de su cureña (ruedas y base de madera) es disparado con “salva” en ceremonias cívicas importantes, convirtiéndose en un elemento de “Historia Viva” de la ciudad.

Cuando cantamos el Himno Nacional Mexicano, estrenado en 1854 para celebrar y recordar el XXV Aniversario de “La Victoria de Tampico de 1829”, en su letra decimos: “y retiemble en su centro la tierra, al sonoro rugir del cañón”. Nos estamos refiriendo simbólicamente a los “Históricos Cañones de Tampico”, con que el Ejército Mexicano bombardeaba en medio de la noche, la sitiada Ciudad de Tampico ocupada por los españoles… ¡y vaya que la tierra retumbaba!

VI.- Fortines y Reductos en 1829

En México existe poca documentación sobre elementos y acciones del Ejército Mexicano en sus orígenes durante la primera mitad del Siglo XIX. En particular, poco se sabe sobre Fortines y Reductos de Campaña, pero gracias al mapa elaborado por el Ingeniero Militar Ignacio Iberri podemos conocer la forma y ubicación de dichos fortines en ambas riveras del Río Pánuco y que fueron determinantes en de la “Estrategia de Tenaza” durante “La Victoria de Tampico de 1829”, contra la invasión del Brigadier Isidro Barradas y el intento de reconquista español.

Estos fortines, tanto los mexicanos como los españoles, eran estacadas de troncos de madera, amarrados con sogas, fijados con terraplenes y sacos de arena, construidos para operar la artillería y resguardar la infantería.

Durante dichos combates y gracias al mapa mencionado, se ha podido localizar los lugares exactos de ellos: uno español en “La Barra” del lado tamaulipeco del Río Pánuco ubicado hoy en Ciudad Madero y, los mexicanos, en “El Humo” y “Las Piedras” sobre la margen derecha del mismo río en Pueblo Viejo, Veracruz, así como otro más, para defender Altamira, en el trayecto de la hoy Carretera Tampico – Altamira al Sur del Estado de Tamaulipas.

Referencia especial se hace en los partes de guerra del Fortín de “La Barra” en que estaban posicionados los españoles y que fué tomado por asalto por el Ejército Mexicano la madrugada del 11 de Septiembre de 1829 en que se cubrió de gloria las armas mexicanas. Con 60 metros de diámetro en su palizada exterior, foso circundante de 2.50 metros de ancho por 80 centímetros de profundidad, primer reducto de 15 metros de ancho y palizada interior, segundo reducto de 30 metros de diámetro y montículo central de más de 6 metros, se podrá imaginar la dificultad de tomar esa fortificación defendido por 600 militares españoles veteranos y con cañones, parque y equipamiento.

Con la toma del Fortín de “La Barra” y la Capitulación del Ejército Español en Tampico concluye la expedición española de reconquista de 1829 y se Consolida la Independencia Nacional. Ésta fué la última vez que combatieron mexicanos y españoles por la independencia de México.

VII.- Los Dragones de Tampico de 1829

Dragones de Tampico.

¿Cómo era la caballería mexicana hacia 1829? Eran soldados de caballería entrenados para luchar a pie o a caballo. Estaban equipados con sable, lanza, carabinas y pistolas de chispa, así como característicos cascos de piel y metal adornados con crin o cola de caballo. Estos uniformes, tipo napoleónicos, fueron comprados en Inglaterra en 1826, con el primer préstamo a México logrado en Londres por el General Michelena.

Los Dragones del Ejército Mexicano lucían muy bien en el campo de batalla y así los reconocieron los invasores, pues durante toda la campaña los estuvieron vigilando de cerca. El cuerpo destacado en ésta ciudad se denominaba Caballería Veterana de Tampico y tenían su cuartel ubicado en la hoy calle Obregón. En los diferentes hechos de armas de “La Victoria de Tampico de 1829” vieron acción y tuvieron la oportunidad de cubrir de gloria dichos uniformes, contra el intento de reconquista español encabezado por el Brigadier Isidro Barradas.

Como parte del rescate histórico de éste hecho heroico, se ha realizado la reproducción de dichos uniformes por parte de la Policía Montada local denominada “Los Dragones de Tampico de 1829” y ahora participan en eventos cívicos importantes de nuestra ciudad, inclusive disparando con “salva” los “Históricos Cañones de Tampico”.

Estos dragones se han convertido en un elemento de “Historia Viva”, siendo una muestra de nuestra historia militar de principios del Siglo XIX y el primer rescate de un “Cuerpo Histórico Emblemático” con que se cuenta en México.

VIII.- La Casa Fuerte de Castilla

El edificio de mampostería más antiguo de la Ciudad de Tampico fué construido en 1824 por el español Don Benito de Castilla y su familia. Durante el intento de reconquista español por el Brigadier Isidro Barradas en 1829, fué utilizado como Cuartel General del Ejército de Vanguardia Español. Dicha casa fué defendida por el español Eugenio de Aviraneta y sus hombres en “La Batalla de Tampico” del 21 de agosto de ese año y desde su azotea disparaban un cañón contra las tropas mexicanas, hasta que se les reventó.

Debido a que ahí se encontraba alojado el Brigadier Isidro Barradas, dicha casa fué bombardeada por el Ejército Mexicano desde el Paso de “El Humo” y en ese lugar se llevó a cabo la ratificación de la Capitulación del Ejército de Vanguardia Español, hecho que consolidó la independencia de México. Las diferentes placas conmemorativas que luce la Casa Fuerte de Castilla muestran la importancia de dicho recinto, en la historia de la ciudad y del México Independiente.

Ubicada en la esquina norponiente de la hoy Plaza de La Libertad, dicha construcción de estilo colonial de costa, tuvo su importancia en los primeros años de la fundación de Tampico, funcionando como residencia, comercio, cuartel, embajada, consulado, etc., y es de los pocos edificios en pié desde la Invasión Española de 1829, que ahora forman parte del actual Centro Histórico de Tampico, lugar donde se encuentra una exposición sobre el tema.

IX.- La Primera Acción de Comando del Ejército Mexicano

La captura de la Balandra Española durante las acciones militares de 1829 en Tampico es la primera acción de comando documentada como tal, por el Ejército Mexicano. En medio de la noche y con fuerte lluvia, en absoluto silencio, un grupo de 40 soldados mexicanos en cuatro pequeñas lanchas, rema muy despacio hacia la desembocadura del caudaloso Río Pánuco. Lo cruzan con sus 400 metros de ancho. Se acercan con sigilo a una baladra española, que estaban armándola con cañones, frente al Fortín de “La Barra”. Era vital arrebatarla a los españoles para diezmar su control del río y para favorecer la victoria mexicana.

Llega el momento del abordaje. Lanzan sus ganchos con cuerdas y sujetan la embarcación. Suben y sorprenden a siete marinos españoles que están en cubierta, a los cuales toman prisioneros. El oficial español encargado, logra escapar saltando por la borda, quién sabe si sobrevivió. El río es muy caudaloso y con lluvia peor. Los patriotas mexicanos pierden un soldado en sus aguas durante el asalto. Empiezan a remolcar la embarcación contra corriente. Los del fortín español los descubren y abren fuego de cañón iluminando la escena con luces de bengala, aunque con poco éxito. Con grandes esfuerzos la balandra llega hasta el Fortín Mexicano de “Las Piedras”, río arriba y en la ribera opuesta. Gran festejo y celebración en el campamento mexicano.

La estrategia y las instrucciones de Santa Anna han sido cumplidas con éxito por el Coronel Carlos Beneski de Beaufort y 40 valientes soldados. Se ha concretado la primera acción de comando documentada del Ejército Mexicano en su historia.

X.- El Hundimiento del USS Hornet

Dentro de la historia de “La Victoria de Tampico de 1829”, se encuentra un pasaje paralelo muy interesante. El hundimiento del barco de guerra norteamericano USS Hornet en “La Barra” de Tampico, el 10 de Septiembre de ese año. Un barco histórico, el tercero en una larga lista con el mismo nombre.

Protagonista de la guerra contra Inglaterra en 1812, se encontraba en la Florida en ese año realizando labores de vigilancia contra los piratas en el Caribe, cuando es enterado del intento de reconquista de México por parte de España. Hacia Tampico se dirige para proteger los intereses de su nación, recoger a su Cónsul, a los ciudadanos norteamericanos de dicha ciudad y a ricos comerciantes extranjeros ajenos a la guerra.

Llega en medio del combate entre españoles y mexicanos. Convoca a bordo a sus conciudadanos y se prepara para zarpar. Pero el 10 de septiembre cae un fuerte huracán en la zona. El clima es pésimo y de alto riesgo para la embarcación y todos sus ocupantes. El tiempo “del alto al fuego” se agota pronto. Santa Anna apercibe a los extranjeros en Tampico a retirarse para no ser afectados por los combates. Es inminente el ataque de los mexicanos sobre los españoles, atacarán el día 11, se dice.

Entre quedar en medio del combate o intentar escapar por mar, se escoge la peor salida, la más incierta. El USS Hornet se hace a la mar con un Río Pánuco crecido, un mar embravecido y una barra cambiante y peligrosa. Apenas han logrado sobrepasar la desembocadura y poner rumbo norte, cuando una gran ola los toma de lado. El barco escora y se hunde.

Todo, embarcación, tripulación, pasajeros y precioso cargamento son tragados por turbulentas aguas del Golfo de México y van a parar al fondo. No hay sobrevivientes. Una vieja canción marinera recuerda su pérdida. Muy poca información ó documentación existe al respecto. Pronto un interesante rescate submarino espera develar ésta historia secreta de Tampico.

XI.- La Estrategia de Tierra Arrasada

¿Cómo colabora un pueblo en defensa de su territorio cuando es invadido por una fuerza superior? En 1829, la Ciudad de Tampico tenía 6 años de fundada y se dedicaba principalmente al comercio y a explotar su puerto y Aduana. Ese año se dió la Invasión Española de Reconquista que tuvo como primer objetivo ocupar el Puerto de Tampico.

Ante la imposibilidad de defenderse, por la superioridad numérica y de armamento del enemigo, el gobierno local, el ejército y el pueblo coincidieron en abandonar la población y se dispusieron a prepararle a los españoles una complicada estadía, evitando que éstos tuvieran el agua, la comida y los recursos necesarios para lograr sus planes. Esto es conocido en términos militares como “Estrategia de Tierra Arrasada” y aunque formalmente los mexicanos no la llamaron así, la aplicación y los resultados de ésta defensa aplicada en Tampico en 1829, principalmente por la población civil, fueron los mismos.

Éste comportamiento de la población civil es de grado heroico ya que, en perjuicio de sus vidas y patrimonios, cooperaron voluntariamente retirando ó destruyendo todas sus pertenencias ó cuanto pudiera servir al enemigo.

Los mismos españoles, ante la imposibilidad de conseguir víveres y suministros durante su estancia en Tampico mencionan que la población civil cumplió al pié de la letra con ésta estrategia al grado que algunos soldados españoles recurrieron a limpiar de perros el pueblo por su carne ó incluso eran frecuentes los pleitos a golpes entre ellos y con los encargados de repartir y administrar la escasísima comida.

La gran cantidad de hombres, pobladores de Tampico y la región que se enlistaron voluntariamente en las Milicias Cívicas contra los españoles así como la aplicación de la Estrategia de “Tierra Arrasada”, fué la gran contribución de la sociedad civil de la zona, a la consolidación de la independencia de México.

XII.- “El que quiera azul celeste, que le cueste”

Existe un antiguo refrán popular que reza: “El que quiere azul celeste que le cueste…” Se refiere a aquel que pide ó quiere un premio ó privilegio y que previo debe serle exigido un esfuerzo ó trabajo a cambio.

Seguramente deriva de los dichos castrenses cuando en el Siglo XIX, quién ostentaba el rango de General de División, portaba una distintiva banda color “azul celeste” como faja en la cintura sobre su uniforme militar. Evidentemente obtener el rango de General de División requería un esfuerzo mayúsculo, a través de los años de carrera militar.

Cuando Antonio López de Santan Anna, entonces General de Brigada y Gobernador del Estado de Veracruz, se enteró del desembarco de la invasión española en 1829, se aprestó a partir rápidamente sobre Tampico para enfrentarlos.

Santa Anna pidió y recibió autorización de su compadre, el entonces Presidente de la República, Vicente Guerrero para encabezar la defensa y Guerrero lo nombró Jefe del Ejército de Operaciones contra la Invasión Española. Como Guerrero también instruyó a otros Generales a reforzar el Ejército de Operaciones desde Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro y Veracruz, se dice que Santa Anna, con su característica astucia, habría pedido a Guerrero su ascenso a General de División con lo que se unificaría el mando y se evitarían confusiones y disputas al haber 4 ó 5 Brigadieres en el mismo campo de batalla.

Se dice que Guerrero habría contestado a su compadre con ese refrán militar en su característico tono sureño: “El que quiere azul celeste, que le cueste” aludiendo a que Santa Anna debería probar en el terreno y con una victoria, los merecimientos necesarios para obtener ese rango militar.

Pronto obtuvo Santa Anna su oportunidad de oro y por méritos propios en las acciones de la Batalla de Tampico del 21 de Agosto de 1829 fué ascendido a General de División por el Presidente Vicente Guerrero. Mientras a Santa Anna le sonreía la fortuna, a Barradas en Tampico se le eclipsaba su estrella.

Otro ilustre militar, de larga trayectoria en la lucha insurgente, en la política y el incipiente gobierno mexicano y que se distinguió en “La Victoria de Tampico de 1829” como Segundo en Jefe, fué el General Manuel de Mier y Terán, a quien el Presidente Vicente Guerrero también ascendió a General de División por sus valiosos servicios prestados a la patria en Tampico contra la Invasión Española. Santa Anna y Mier y Terán fueron declarados Beneméritos de la Patria, posteriormente disputaron la Presidencia de la República en 1832 misma que consiguió por primera vez Santa Anna, ya para entonces conocido como “el Vencedor de Tampico”.

XIII.- Las Banderas Rendidas por los Españoles

Unos de los pocos trofeos de guerra con que cuenta el Ejército Mexicano son sin duda las banderas rendidas por el Ejército de Vanguardia Español al Capitular en Tampico el 11 de Septiembre de 1829. Hablamos de trofeos por triunfos de guerra contra naciones extranjeras, las cuales han sido muy pocas.

Según la usanza militar de entonces, el Ejército de Vanguardia Español debió haber traído una bandera y 3 estandartes, uno por cada uno de los tres batallones que lo componían.

Después de recibir armas y banderas y quedar prisionero de guerra el ejército español, Santa Anna le envió con sus oficiales Mejía, Woll, Stávoli y Beneski los trofeos de guerra al Presidente Vicente Guerrero quien a su vez, en ceremonia cívico – militar los ofrendó a la Virgen de Guadalupe en la Iglesia del Tepeyac el 1ro. de Octubre de ese año.

Infortunadamente, sólo se han podido ubicar una bandera y un estandarte, desconociéndose el paradero de los otros estandartes. Las piezas localizadas se encuentran en las bóvedas de seguridad del Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México.

Dos importantísimos trofeos de guerra, de victoria contra una intervención extranjera, con que cuenta el Ejército Mexicano en su historia.

XIV.- La Cruz de Tampico

La Cruz de Tampico.
La Cruz de Tampico.

Con motivo de conmemorar y reconocer a los que ofrecieron sus vidas y su esfuerzo en Tampico durante la Invasión Española de 1829, el Gobierno de la República en 1833 creó una medalla denominada “La Cruz de Tampico” que se entregó a los vencedores, oficiales y tropa, y que dice: “Abatió en Tampico el orgullo español”, en recuerdo de esa victoria de 1829.

Ésta medalla, muy parecida a la Cruz de Malta europea, fué de oro, con peso de una onza, para el General en Jefe, del mismo metal y menor en peso para los Coroneles, de plata dorada para los que militaron de Tenientes Coroneles a abajo, y de plata sin dorar para los Sargentos, Cabos y Soldados que se distinguieron en aquellas jornadas del verano de 1829 en las riveras del Río Pánuco.

Santa Anna, el denominado “Héroe de Tampico”, la portaba en todos sus retratos que le hicieron posteriores a esa fecha y se le entregó post mortem al General Manuel Mier y Terán, por conducto de su viuda en 1833.

Hoy el Monumento al Soldado Mexicano de 1829 en la Plaza de “La Libertad” de Tampico, uno de los pocos en México al soldado desconocido, también nos hace recordar y reconocer al esforzado soldado mexicano de 1829 en el lugar donde sucedieron estos hechos.

XV.- Heroico Puerto de Tampico

El distintivo de Heroico se aplica a Tampico en toda la extensión de la palabra por los hechos de 1829, ya que no sólo se dieron varias batallas disputadas con valor por ambos bandos, sino que la conclusión final de todo ese episodio histórico derivó en una rendición y capitulación del Ejército Español entregando banderas, rindiendo armas y quedando sus oficiales y soldados como prisioneros de guerra ante el Ejército Mexicano que venció, en toda la extensión de la palabra, al enemigo invasor.

En Tampico, en 1829 se consolidó la independencia de México. Este fué el último hecho de armas de la larga guerra de independencia, pues gracias a ello, posteriormente vino el reconocimiento de la independencia de México por parte del Reino de España.

A diferencia de otras ciudades mexicanas que tienen también el grado de Heroicas, en Tampico no hubo derrota heroica, ni lucha intestina o fraticida, no se peleaba por defender intereses de grupo o de partido, económicos ó separatistas, no fué un mero asunto local, no se ganó una batalla para después perder la guerra, sino todo lo contrario.

Se pelearon con heroísmo varias batallas y se ganó la guerra, se luchó contra una poderosa nación extranjera que nos invadió y fué un asunto de importancia nacional.

Se defendió el honor, la soberanía y la independencia del país, se reseñaron hechos de gran valor, unidad, y se ofrendó por la patria, la vida de muchos soldados del Ejército Mexicano, de las Milicias Cívicas y de la Población Civil en general, que fué digna de un gran país y reconocida por todas las naciones extranjeras de la época. Por eso, esa gran victoria está reseñada en las estrofas de nuestro Himno Nacional Mexicano, compuesto para celebrar el XXV aniversario de “La Victoria de Tampico de 1829”.

Uno de los principales objetivos de la Asociación Civil Rescate Histórico de México A.C. y del Proyecto Ciudadano “Tampico 1829” es el haber logrado, como una primera etapa, el distinguir con el grado de “Heroica” a la Ciudad y Puerto de Tampico a nivel local y estatal lo cual se realizó por unanimidad, en una ceremonia en pleno del Congreso del Estado de Tamaulipas el 11 de Septiembre del año 2005. Dicha fecha también ha sido incluida en el calendario de efemérides históricas de México que edita cada año la Secretaría de Gobernación.

A partir del 2011 y de acuerdo a la nueva modificación a la Ley del Escudo, la Bandera y el Himno Nacional Mexicanos, el 11 de septiembre se celebrará en todo el país –nuevamente como en el siglo XIX- “La Victoria de Tampico de 1829”.

 

Fuentes: tampico1829.org / tampico.gob.mx / cronistasdemexico.org / todopormexico.com

 

Compartir en:

Dejar un Comentario